De la
Vanguardia leía, mediante excompañero de codazos bajo el aro interpuesto, del
que guardo buen recuerdo, -y se limitaba a publicar esa contra a modo de reflexión, como suelen ser todas
las que publican Los Godó en la contra-,
que lo mismo habría que plantearse que lo de votar sea cosa de
todos, que si no se cumplen unos mínimos
quizá algunos no deberían ejercerlo. Y esto lo decía un tipo que se autoacuñaba
como algo parecido a jefe de estudios de una escuela privada de negocios. Y también
filósofo. (Escuela de negocios. Eso seguro).
Ya está todo dicho, creo que respondí, así compactado, “escuela de
negocios”. A falta de leer entero el artículo el resumen del titular apunta a
los de siempre, a los de abajo, y lo mismo, me digo, habría que apuntar hacia
arriba. Invertir la frase: Yo te voto, pero si no cumples los mínimos que prometiste, gañan, lo mismo no habría
que seguir dejándote gobernar y sacarte del escaño, a que te limen los dientes,
que ya se te estaban poniendo largos.
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